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Las consecuencias de acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad y cómo acogerse a este trámite

A mi despacho llegan personas desesperadas por su situación económica y por extensión su situación familiar y social; todos ellos tienen un factor común, su preocupación por las consecuencias de la Ley de la Segunda Oportunidad.

“Vienen a verme escépticos, no se creen eso de que ‘hay una Ley para que te perdonen las deudas’ …y casi todos ellos ya han intentado una refinanciación, es decir para casi todos ellos su prioridad era ( y es ) PAGAR, buscaron refinanciaciones que englobasen su deuda bajo una única cuota, pidieron ayuda a amigos y familia… Y finalmente ya sólo les queda ver qué es esto de que te PUEDAN PERDONAR LAS DEUDAS.”

Muchos de mis clientes “capean” los gastos básicos de la unidad familiar para poder pagar a los acreedores, así, un mes no pagan la luz para pagar al banco o a la financiera, otro mes pagan la luz atrasada pero no pagan el gas o piden al casero que les de margen para pagar el alquiler….todo ello para lograr ir pagando a los acreedores (bancos, financieras…) pero no no engañemos pues todas estas “soluciones” demuestran directamente que la situación de mis clientes es insolvencia.

Sí, son personas insolventes porque no pueden hacer frente a sus necesidades a la vez que satisfacer sus deudas y esta LEY es PARA PERSONAS INSOLVENTES; por tanto, lo primero que hay que entender es que una persona que se acoge a este procedimiento tiene que dejar de pagar, de preocuparse por los pagos y dejar de atender las insistentes llamadas de los acreedores. 

Algunos de mis clientes se escandalizan. Creen que les estoy intentando vender algo, incluso hay quien dice que no puede dejar de pagar.

A ellos solo les digo que la Ley se encargará de encauzar su deuda pendiente.

La persona que se ha acogido a esta Ley ya no puede seguir pagando, no puede seguir negociando por su cuenta con los acreedores y no puede seguir generando más deuda.  Los acreedores tampoco podrán seguir cobrando al cliente, ni instándole a ponerse al corriente de pagos, ni llamarle para proponerle nuevos acuerdos o refinanciaciones.

El espíritu de esta Ley es restaurar la economía de la sociedad.